Memorias de una pandemia. Una nueva Yo!!!!

Durante mucho tiempo di por hecho que las cosas simples de la vida pasaban solo por que sí, porque debían pasar. Veía como natural y lógico el simple hecho de despertarse, caminar o de respirar, sabía que había un creador que todo lo había dispuesto y que por su voluntad y “porque si” todo debía pasar, ya, así de simple, sin poner ningún tipo de lógica o de ciencia.

Tal vez por la cantidad de ocupaciones y compromisos que cada día durante cada año de mi vida adquiría, iba perdiendo la esencia y el valor de las pequeñas cosas. Esas que se dan por la convergencia de múltiples esfuerzos, ya sean propios o externos, pero por el resultado de muchas interseccionalidades. Así como cuando somos niños empezamos a tener “logros”, pasar a sentarse, gatear, pararse, dar pasos…. En ese momento todo era el resultado de mucho esfuerzo el cual se veía recompensado y reconocido por nuestros superiores, pero que en la medida que fuimos creciendo, eso que tanto nos costó se olvidó y empezamos a movernos en la vida por instinto, como autómatas, sin pensar más allá de lo evidente, a depender del mundo y a adaptarnos a las diferentes circunstancias, aprendimos a sobrevivir y supervivir….

Pero…. Cuando empieza a costar lo más simple, lo que dábamos por hecho que debía pasar “porque sí” como moverse, caminar, respirar, mirar, comer, hablar, dormir, solo queremos volver a esa época en que no pensábamos, en la que nos quejábamos por las cosas más tontas y banales de la vida, la época en la que no nos dimos cuenta que éramos felices.

Tuve mucho tiempo para reflexionar, para pensar en medio de la soledad de mi cuarto, en la oscuridad del día y la noche, en medio del padecimiento de una enfermedad que llegó sin avisar, que se empezó a apoderar poco a poco de mi cuerpo y de mi mente.

Los que me conocen saben que no solo por ser profesional de la salud sino por ser yo como soy cuido mucho mis cosas y en lo posible me trato de cuidar de la mejor manera. Con la llegada de la pandemia los cuidados se multiplicaron y era mucho por no decir bastante exagerada con los protocolos de bioseguridad al estar dentro y fuera de casa. Pero a pesar de todo… me tocó… una víctima más… y de acuerdo a mi cerco epidemiológico… por una “simple servilleta”.

Diez días después de la “simple servilleta” empecé con los síntomas. En menos de nada no pude hacer lo que daba por hecho “porque si”. Empecé a perder la capacidad de respirar por mi misma y no me estaba dando cuenta, solo hasta que la debilidad para caminar y moverme se hizo evidente….

No todo el mundo tiene los mismos síntomas, algunos no presentan nada, en mi caso, empecé a dejar de respirar de a poco, hasta que se vio afectada la producción de la voz. A la par, presenté aumento de la presión intraocular que no me permitía mantener los ojos abiertos constantemente, me dolía abrirlos y después la tos seca permanente que no me dejaba ni en el día ni en la noche. Durante en el proceso de hospitalización me hicieron todo tipo de exámenes y todos salían mal; se evidenció una falla renal y otra hepática que me fueron acompañando….

No se si lo más duro fueron los síntomas físicos o la depresión tan grande que viví. El hecho de no poder comunicarme con mis seres queridos, no saber de ellos, no poder ver a mi hija. El sentirme lejos de todo el mundo, pero sobre todo no poder hacer nada por mi.. solo esperar..

Sentí la muerte en la puerta de mi habitación.  El no poder respirar, no poder hablar, no ver a tus seres queridos, no poder comer, la depresión por la soledad del aislamiento y por la impotencia de no ser lo que eras…. la incertidumbre del mañana, la sensación de desvanecimiento constante… la falta de fuerza para levantar asi sea una mano, no poder abrazar ni sentirse amado, tener dolores constantes en todo el cuerpo .. son solo algunas de las cosas que viví…. un camino dificil y doloroso que no hubiera podido atravesar sin el amor y las oraciones de mi familia y amigos. Reconozco que no ha sido nada fácil. Haber tenido a la muerte tan cerca, hablar con ella, alistar mis cosas para poder partir, el dolor de dejar a mi hija sin poder cumplir con todo mi papel de madre fue lo que me aferró a la vida.

Dios me tiene aquí aún. Ahora debo manejar las secuelas que me deja y espero no sean definitivas.. volver a respirar por mi misma y no decaer al moverme son los retos que tengo.  Hoy me queda un camino para continuar recuperándome (esto va muy pero muy lento, hay muchas secuelas, de este virus el mundo aprende cada día, no hay nada definitivo escrito)… quiero aprovechar el tiempo con mi familia y para vivir de la mejor manera lo poco o mucho que me quede, valorar el milagro de la vida y de todas las cosas que hacen parte de la vida…..mi propio milagro, volver apara aprender a vivir con mi nueva yo.

8 comentarios

  • Conmovedora historia para reflexionar no solo sobre la pandemia sino sobre la vida misma.

  • Que experiencia tan aterradora, muy bien narrada, siente uno el dolor que sentiste, Carolyn, pero te aferraste a la vida muy consciente por tu niña, gracias a Dios, te estás recuperando, tienes otra oportunidad de mostrarle a tu círculo de que estás hecha y lo que puedes lograr al proponértelo, te felicito, eres una guerrera por la vida, y, por tu niña, que fue un gran aliciente para salir adelante, un abrazo fuerte

  • Carolyn, qué testimonio más fuerte sabes que siempre te he admirado pero ahora más que nunca reconozco en tí una guerrera, Dios te a dado y te seguirá dando toda la fortaleza que necesitas para superar este momento. Te aprecio muchísimo y sé que vas a salir adelante sigue con ánimo ????????aquí estoy para lo que necesites

  • Caro es un proceso muy fuerte y del que solamente Dios, tu fuerza interior y el apoyo de tus seres queridos te harán salir airosa. Un fuerte abrazo y una pronta recuperación.

  • Mucha fortaleza y ánimo seguramente saldrás adelante porque tienes mucho coraje

  • Carolyn, de la mano de Dios y con tu fuerza espiritual saldrás adelante. Abrazos.

  • Mi querida Carolyn…
    ¡Cuánto siento esa dura experiencia…! Ahora mismo intentaré hablarle. Siempre la recuerdo, con el cariño de siempre, como una de mis mejores alumnas. Que el Señor la acompañe y guarde. La tendré en mis oraciones.
    Con todo mi afecto y solidaridad,
    María Cristina Jiménez R.

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